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Plaza de Bolívar de Girardot en la navidad del 2.018

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Guajira

La Guajira es un departamento de Colombia ubicado en el extremo norte y conocido por su rica historia cultural, su diversidad étnica y geografía árida y desértica, contando también con una riqueza eólica en estos tiempos del cambio climático, pues por ser una península, resulta siendo una de las esquinas del mundo que cuentan con estos recursos sobre todo en las noches donde los vientos son más fuertes e indespensables para la producción de energía elétrica. A lo largo de los siglos, ha sido el hogar de los wayúu , una de las culturas indígenas más prominentes de Colombia, que aún mantiene su lengua, tradiciones y formas de vida. Antes de la llegada de los europeos, la península de la Guajira estaba habitada por diversos grupos indígenas, principalmente los wayúu. Este grupo mantuvo una organización social basada en clanes matrilineales y un fuerte sentido de autonomía. Debido a la geografía inhóspita de la región, los wayúu desarrollaron una gran capacidad para adaptarse a las condiciones áridas, siendo hábiles en la cría de ganado y en la elaboración de tejidos.

La llegada de los españoles a la región en el siglo XVI no supuso una colonización fácil, ya que los wayúu opusieron una feroz resistencia. A diferencia de muchas otras regiones de Colombia, la Guajira no fue totalmente colonizada durante la época española, debido a la resistencia indígena y las dificultades que presentaba el clima y el terreno. Sin embargo, hubo intentos por parte de los colonizadores para extraer recursos, como perlas, que abundaban en las costas de la región.

Durante el siglo XIX la Guajira continuó siendo una región relativamente aislada del resto del país. Sin embargo, a medida que Colombia comenzó a consolidarse como nación independiente, la Guajira fue integrándose más a los asuntos nacionales. El comercio de contrabando entre la región y el Caribe fue un aspecto importante de su economía durante esta época. A mediados del siglo XX, la Guajira comenzó a ganar mayor relevancia a nivel nacional e internacional debido a sus recursos naturales, especialmente el carbón. El descubrimiento de enormes yacimientos en El Cerrejón , una de las minas de carbón a cielo abierto más grandes del mundo, atrajo inversiones extranjeras y llevó a la industrialización de parte de la región. Este desarrollo económico, sin embargo, también ha generado tensiones entre las comunidades indígenas y los proyectos extractivos.

La Guajira es conocida por su diversidad étnica. Además de los wayúu, también ha habido poblaciones afrodescendientes, árabes (especialmente libaneses y palestinos) y europeos que se asentaron en la región a lo largo del tiempo. Esta mezcla cultural ha dado lugar a una rica gastronomía, música y tradiciones.

El vallenato, uno de los géneros musicales más representativos de Colombia, tiene profundas raíces en la región, aunque es más característico de la vecina zona del Cesar. En cuanto a la economía, además del carbón, la Guajira también es conocida por la producción de sal, pesca y artesanías, particularmente los tejidos wayúu, que son reconocidos a nivel mundial.

Hoy en día, la Guajira enfrenta grandes desafíos, como la pobreza, la desnutrición infantil y las tensiones entre el desarrollo económico y la preservación cultural y ambiental. A pesar de estos problemas, la región sigue siendo un lugar de enorme importancia cultural y económica para Colombia. Las comunidades indígenas, como los wayúu, continúan luchando por el reconocimiento de sus derechos territoriales y la preservación de su cultura en un mundo cada vez más globalizado.

Riohacha, capital del departamento de La Guajira, Colombia, tiene una historia que data de tiempos prehispánicos. Originalmente, fue habitada por comunidades indígenas como los wayúu, quienes desarrollaron una cultura basada en la pesca, la caza y el pastoreo en la aridez de la península de La Guajira. Los wayúu, con sus costumbres y lengua propias, resistieron la colonización durante siglos. Fue fundada oficialmente el 6 de agosto de 1.545 por el conquistador español Nicolás de Federman, aunque algunos registros mencionan a Gonzalo Jiménez de Quesada como uno de sus fundadores. El nombre original de la ciudad era Nuestra Señora de los Remedios del Río de la Hacha. El nombre "Río de la Hacha" se refiere a un río cercano donde los conquistadores hallaron una gran cantidad de hachas indígenas hechas de piedra, que eran utilizadas para el comercio.

Durante el período colonial, Riohacha se destacó como un importante puerto comercial en el Caribe, donde se exportaban productos como perlas y sebo. Sin embargo, también fue un lugar codiciado por los piratas. A lo largo del siglo XVII, sufrió numerosos ataques por parte de corsarios, como el famoso asentamiento del pirata inglés Francis Drake. A pesar de estos desafíos, la ciudad se mantiene como un centro clave en la región. También en las guerras de independencia de Colombia, jugó un papel importante, especialmente bajo la influencia de Simón Bolívar, quien pasó por la región. Tras la independencia en 1821, se incorporó a la Gran Colombia y luego, tras la disolución de esta, al estado soberano de Magdalena.

En el siglo XX Riohacha se consolidó como un centro cultural y económico en la región, con un fuerte componente indígena wayúu en su población. La explotación de recursos naturales, como el carbón en el Cerrejón, impulsó el desarrollo económico de la zona. Actualmente, la ciudad es un destino turístico popular por su riqueza cultural, historia y proximidad a maravillas naturales como el desierto de la Alta Guajira y las playas del Cabo de la Vela.

A lo largo de su historia, Riohacha ha sido un crisol de culturas, donde se mezclan influencias indígenas, africanas y españolas, creando una identidad única en la región.

La Guajira, con su diversidad de paisajes y rica cultura, ofrece una variedad de atractivos turísticos que cautivan a los visitantes. El Cabo de la Vela conocido por sus hermosas playas y el emblemático Pilón de Azúcar es un destino imperdible para aquellos que buscan la belleza natural junto al mar. Riohacha, la capital del departamento, es la puerta de entrada a los tesoros de La Guajira y un lugar donde se puede experimentar la cultura local y disfrutar de la hospitalidad de sus habitantes. Alta Guajira destaca por su impresionante desierto y playas mágicas, ofreciendo una experiencia única de tranquilidad y conexión con la naturaleza.

El Cerrejón a pesar de los cambios que conlleva a desactualizar los antiguos imaginarios sobre el desarrolllo de las regiones con el cambio climático, la operación de minería de carbón de exportación a cielo abierto sigue siendo la más grande del mundo, y otro punto de interés, especialmente para aquellos interesados en la industria y la economía de la región. Maicao por su parte es conocido por ser un importante centro de inmigración árabe en Colombia y por su vibrante mercado. Las Salinas de Manaure ofrecen una visión fascinante del procesamiento de la sal, mientras que el Parque Nacional Natural Macuira, es un oasis en el desierto, un ecosistema único que sorprende por su verdor en medio de la aridez.

El Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos es un lugar mágico donde se puede observar a los flamencos en su hábitat natural, y Punta Gallinas, el punto más norte de Sudamérica, es perfecto para aquellos que buscan aventura y paisajes impresionantes. Nazareth es una comunidad Wayuu auténtica que permite a los visitantes conocer de cerca la cultura indígena, y Playa Mayapo es un paraíso costero ideal para relajarse y disfrutar del sol y la arena. Para aquellos interesados en la justicia y las tradiciones Wayuu, Palabrero ofrece una perspectiva única sobre estos aspectos culturales. Además, Uribia, considerada la capital indígena del país, es un punto de encuentro entre la parte baja y alta del departamento y un lugar donde se puede apreciar la cultura Wayuu en su máxima expresión.

Hoy en día, La Guajira es conocida por su diversidad cultural, que incluye la presencia significativa del pueblo Wayuu, cuyo nombre significa "gente que respeta y sigue las normas sociales establecidas". La región enfrenta desafíos únicos, especialmente en lo que respecta a los derechos y el bienestar de sus comunidades indígenas, pero también es un lugar de belleza natural incomparable y una rica herencia cultural que continúa evolucionando.

Los primeros habitantes conocidos de la región fueron los pueblos de la familia lingüística arawak, quienes llegaron hace aproximadamente 10.000 años. Posteriormente, la zona fue habitada por los pueblos chibchas y caribes, quienes dejaron una huella indeleble en la cultura y las tradiciones de la región. Durante la época precolombina, La Guajira estuvo bajo el dominio de diversos pueblos nativo-americanos, quienes convivieron de manera pacífica y compartieron sus territorios solidariamente.

Si con la llegada de los europeos a finales del siglo XV la historia de La Guajira tomó un giro dramático. Alonso de Ojeda fue el primer navegante en recorrer sus costas en 1.498 seguido por Juan de La Cosa, quien fue el primero en desembarcar en el cabo de la Vela. La región pasó a formar parte del Estado del Magdalena y posteriormente fue administrada directamente por la nación colombiana. En 1.964 La Guajira fue oficialmente reconocida como departamento, consolidando su identidad administrativa y cultural.
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