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El territorio antioqueño se llamó por primera vez Provincia de Antioquia e hizo parte hasta 1.569 de la gobernación de
Popayán, ya que en ese año el rey de España establecería la Gobernación de
Antioquia sujeta a la Audiencia del Nuevo Reino de Granada, y que perduraría
con el mismo nombre hasta 1.810 siendo
don Francisco de Ayala el último gobernador que tuvo antes de la independencia.
Antioquia recibió el título de ciudad en 1.544 y se le otorgó escudo de armas en
1.545. A su regreso de la península en 1.546 el mariscal Robledo fundó en el
sitio donde hoy se encuentra, un pueblo minero que llamó Santa Fe, en honor a
la mártir francesa Fe, muy popular en España. Más adelante siguió al sur para
encontrarse con Sebastián de Belalcázar, quien da la orden de matalo a garrote en la loma
del pozo, cerca a Pácora, remplazándolo por Gaspar de
Rodas, quien la repobló y le dio la categoría de villa en 1.547. En ese mismo
año, inició su vida parroquial.
La gobernación de Antioquia fue erigida en 1.569, y su primer gobernador fue Andrés de Valdivia.
Más adelante, los vecinos de la ciudad de Antioquia, debido a las
repetidas incursiones de los aborígenes, se trasladaron a la villa de Santa Fe.
De esta manera, la villa de Santa Fe y la ciudad de Antioquia se fusionaron, por
lo que desde 1.584, comenzó a llamarse Santa Fe de Antioquia. Don Gaspar de
Rodas fue el primer gobernador que tuvo
Antioquia y que terminó remplazando a
Valdivia que fue muerto junto con sus hombres por los indígenas, y de quien se
dice que la ambición y los maltratos contra estos, junto con su actitud de poder lo llevaron a la
muerte. El gobernador de Antioquia, don Gaspar de Rodas murió en 1.607. A él le
había sido concedida una gobernación de Antioquia de “dos vidas”. Es decir,
tenía el derecho de nombrar a su sucesor. En esta condición, don Gaspar dejó
como sucesor en la gobernación a Bartolomé de Alarcón, su yerno, durante cuya
gestión no ocurrieron hechos de significancia para narrar, relativos al Valle de
Aburrá. Bartolomé de Alarcón murió en 1.614. El 30 de octubre del mismo año, el
rey Felipe II de España, por real cédula dada en el palacio de El Pardo,
instituyó la villa de Santa Fe de Antioquia en la capital de la provincia del
mismo nombre, título que conservó hasta 1826. A finales del siglo XVI Santa Fe
de Antioquia ante la escasez del oro, las familias de los mineros de Santafé de Antioquia se
desplazaron por el río Cauca hasta buscar los minerales del valle de San
Nicolás (Rionegro) y los del valle de los Osos (Santa Rosa), con centro de
operaciones esta vez en la Villa de la Candelaria de Medellín, que con un clima
más favorable, promisorios cultivos en la parte sur del valle de Aburrá, y hatos
ganaderos en el norte del mismo, parecía tener todas las ventajas de las que
adolecía Santafé de Antioquia. De este modo fue adquiriendo importancia
Medellín.
Para esta fecha
había llegado a Antioquia, desde Zaragoza, don Francisco Herrera y Campuzano,
oidor de la Real Audiencia de Santafé de
Bogotá, quien finalmente fundaría a Medellín en el Valle de Aburrá, con el nombre de San
Lorenzo del Aburrá, y ocurrió el 2 de marzo de 1.616. Inicialmente se trató del
establecimiento de un resguardo para la protección de los naturales, para
ampararlos y defenderlos en su libertad. Como ya había comenzado la crisis en
la producción de oro en toda la provincia de Antioquia incluida su capital
Santafé, al valle de San Lorenzo de Aburrá llegaron entre otros,
muchos mineros de Santafé, y fue en esta época cuando la región comenzó a
adquirir una creciente importancia que posteriormente haría trasladar a este sitio desde Santa Fe, la capital de Antioquia.
Entre 1.630 y
1.650 el Valle de Aburrá comenzó a poblarse por parte de descendientes de los
primeros españoles y por inmigrantes nuevos, y ya en 1637 y luego en 1646, se
trasladaron los habitantes del Valle de Aburrá al ángulo formado por el río
Aburrá, hoy río Medellín, y el riachuelo de Aná, hoy quebrada Santa Helena. Con
el transcurso del tiempo, el valle, y en especial Medellín, pasaron de ser una
simple estación en las rutas comerciales que provenían de la capital
provincial, a convertirse en el nuevo centro político y económico de la región.
En 1.785 el
gobernador de Antioquia, Francisco Silvestre, solicita la presencia del oidor Juan Antonio Mon y Velarde dada
la grave crisis que se presentaba en la provincia. Fue enviado entonces como
juez visitador, provocando agudas polémicas debido a las reformas que introdujo.
Estas incluyeron la reorganización de las rentas de aguardientes y de tabaco y
la expedición de un nuevo Código de Minas que sustituyó el que Gaspar de Rodas
expidiera en el siglo XVI.
Mon y
Velarde introdujo la plata como patrón monetario, sustituyendo al oro en polvo,
con el cual se realizaban hasta entonces las transacciones. Pero quizás la
reforma más importante fue el cambio de la estructura agraria antioqueña, el
cual permitió la fundación de nuevos pueblos. Mon y Velarde también se opuso
con firmeza a que las tierras quedaran en manos de unos pocos latifundistas que
no las trabajaban, y a quien se le debe en parte el fenómeno
de la colonización antioqueña de los territorios al sur de Antioquia, que
comenzaría pocos años después. Desde
los inicios de la conquista española de América, Antioquia fue una región
completamente aislada geográficamente, que continuó así, durante el
período de la Colonia Española y los subsiguientes. El aislamiento propició que
su desarrollo económico y social tuviese notables diferencias con
relación al resto del país. Durante las épocas tempranas de desarrollo, el
principal modo de integración con el resto de la República lo constituiría,
además de la arriería, el Ferrocarril de Antioquia.
Puesto que las
tierras habitadas de Antioquia no eran aptas para la agricultura, la principal
actividad económica de los antioqueños fue la minería del oro; además que las
mejores tierras eran de propiedad de unas pocas familias que las mantenían sin
explotar. A finales del siglo XVIII se presentó una disminución en la
producción de oro, al tiempo que las tierras disponibles no eran suficientes
para satisfacer las necesidades de la población, todo lo cual configuró una
crisis local, lo que cambiaría después de la colonización antioqueña, a los 200 años de haber muerto Gaspar de Rodas, en que se dio inicio la migración de muchos antioqueños, llamados
localmente paisas, hacia el sur de la provincia de Antioquia, y se produjeron
los primeros asentamientos de colonos en otras vastas regiones
hasta el momento inexplotadas, y fue entonces cuando las tierras pasaron a ser
posesión de miles de familias paisas, y dejaron de ser privilegio exclusivo de
las clases más favorecidas, movimiento migratorio que comenzaría alrededor de 1.780 con la fundación de aldeas y pueblos, así como el desarrollo de la agricutura y el comercio en las cordilleras Central y Occidental, con la ayuda de muchas familias y empresarios más conocidos como "Los Andariegos" que jugaron un papel fundamental en la expansión territorial hacia el sur y que llevó a la formación de los actuales departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, colonizción que no solo implicó la ocupación de las tierras, sino también la construcción de la infraestructura de caminos, puentes y senderos, enfrentando desafíos cruzando ríos y hondonadas, constituyéndose en aventuras riesgozas, superando los obstáculos, con ingeniosas solciones como las tarabitas que permitieron el transporte de personas y cargas a través de ríos y quebradas, más el uso de la guadua que fue fundamental para la construcción de las casas y fincas que son tan comunes en estas regiones, un proceso de colonización que sería fundamental para el desarrollo económico y social de esta región, en donde hoy en día su cultura se refleja en la identidad de los departamentos antes mencionados.

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