Camarín del Carmen

En esas historias que se cuentan sobre Bogotá, la Candelaria tiene muchas por los imaginarios que las gentes han creado a su alrededor, y que de pura casualidad al tratar de escribir un blog sobre un correo que me llegó hace poco, caí en la cuenta que uno de dichos nombres los había escuchado muy joven, y cerca de la Universidad Libre en 1.972, y que frecuentamos dichos sitios llenos de casas antiguas que algunas eran coloniales y buena parte de ellas Republicanas en ese proceso de deterioro por las nuevas construcciones de carácter comercial que se daban en el sector como consecuencia de la falta de conocimientos del valor histórico que representaban dichos inmuebles que fue eje del desarrollo cultural y arquitectónico para las generaciones futuras, y que como en Santa Bárbara donde desaparecieron en buena parte  por la construcción de una urbanización de apartamentos modernos para extractos medios y altos, que se hizo muy cerca de este de raigambre de la Bogotá antigua en los tiempos que mientras estudiábamos, sabíamos que la mayoría estaban convertidas en inquilinatos, con algunos negocios de tipógrafos que todavía existían en el sector y porque estábamos habituados a andar por ellas, y en esperar a veces y ver cómo era el nuevo paso de la música de la Banda del Batallón Presidencial que desde la Avenida Caracas con Décima u Once en "La Plazoleta de los Mártires", iba tocando alguna que otra obra de las marchas musicales, costumbre de las viejas ciudades y muy al estilo de Londres, donde las gentes a su paso se arremoliban para ver el cambio de guardia, y que se hizo más popular con el advenimiento de la nueva Casa de Nariño o antiguo Palacio de la Carrera al costado sur del Capitolio Nacional que fue iniciado en los tiempos de Tomás Cipriano de Mosquera, calles que  como las del Cansancio, el Humilladero, La Fatiga, la Culebras, y tantas otras que cada una evoca leyendas olvidadas, y donde algunas sobreviven, y que incluso no sabíamos sobre sus orígenes. No se por qué la calle adonde esta el Camarín del Carmen la llaman la Calle del Triunfo a pesar de la historia que se teje sobre este, que una vez fue atrio por estar al lado de la iglesia de San Carlos, y que cerca de la calle séptima donde está canalizado el río San Agustín, y un poco solitaria que comparada con las más cercanas a la Universidad que digo, había negocios y discotecas pequeñas de orígenes de familias cachacas de pura cepa con el hablado todavía de los rolos de esos tiempos, y más refinados de los que uno escuchaba en Santa Bárbara, o en el Barrio Egipto en medio de calles estrechas y balcones con cielos rasos altos y patios antiguos muy conocidos por sus tejados de barro, y que por esa época las tonalidades de los que andaban por esos lados, estaban cambiando por el hablado atónico que es muy común en las grandes ciudades, y a pesar de los muchos acentos de todas la regiones del país ya estaban instalados, y que estando cercana a el Santuario Nacional de Nuestra Señora del Carmen, en el gobierno de Belisario Betancourt  fueron remodeladas en honor a los legados de su tradición católica, y por ser parte de una época en que se fue construyendo una ciudad y un país. Cerca de aquella institución educativa que digo, a veces con frecuencia pasaba, y en alguna ocasión traté almorzar, si mal no recuerdo porque hubo allí una especie de restaurante, aunque lo que me llamó la atención era que en una de sus paredes estaba cubierta por una cortina donde figuraban algunas especies de pinturas y a su vez como si fuera un teatro, y que al desconocer su historia, unas cuantas veces me asomé, porque el sector era un poco solitario, y además por que en esas mismas calles aledañas y cercanas, habían dos restaurantes muy conocidos del sector, en que el uno por su precio permanecía abierto desde horas muy tempranas del día hasta caer la noche, atestado por clientes que iban desde varios sitios de "La Candelaria" y también de Santa Barbara, como de muchas partes de la ciudad, y en especial de estudiantes artesanos y artistas, y demás gentes del sector; e incluso algunos empleados de bajo rango de la misma Presidencia que por sus salarios  o por comodidad allá iban, mientras que otro que semejaba a una tienda, era más concurrido por estudiantes y empleados que a pesar de ser popular, los costos de la comida eran más elevados, y que bien temprano de la tarde pasaba a vender otras viandas diferentes hasta las horas en que funcionaba la Universidad Libre por la noche.  

Fundado como Monasterio San José de las Madres Carmelitas Descalzas en 1.605 por Doña Elvira Padilla que donó el terreno que ocupaban algunas casas de su propiedad, y donde se encerró con sus hijas y sobrinas para dedicarse a los misterios de la religión, que hacía parte de una orden religiosa instaurada por la orden de los Carmelitos en el siglo XII inspirados en el profeta Elías, y que más tarde Santa Teresa de la Cruz en 1.562 con San Juan de la Cruz efectuó una reforma en que fundó la rama de "Los Carmelitas Descalzos" que esparcidos por el mundo católico, su influencia llegaría hasta estas tierras, y que sirvió para que se le entregara el titulo de Real Monasterio por parte del Rey de España. Más tarde el Capitán don Pedro de Arandia  y sus hijos en 1.655 le dan forma concreta a la iglesia. Durante 200 años sus fines estuvieron dedicados al ejercicio católico, teniendo en cuenta que no es propiamente iglesia, sino que partía de viejas tradiciones romanas que venían desde lo que comúnmente se conoció como el patio de la Domus, o casa rica romana, y de algunos templos, y con el correr de los siglos emparentados ya con otra época en que los ermitaños y su fe, los motivaba a aislarse en partes solitarias, y a dedicarse a sus creencias religiosas en los tiempos que esta gobernaba junto con los reyes de las sociedades occidentales, que solo servía para que los particulares en la entrada de una iglesia como en este caso, que quedaba a un lado de dicha iglesia de San Carlos, fuese erigida allí, y siendo la única que hoy subsiste como adorno de esta, y que con el paso del tiempo pasaría a ser propiedad del colegio León XIII de los salesianos, luego que su final llegase con los vientos de las guerras de independencia, y que culminara en parte su oficio religioso con la expulsión de los jesuitas y demás  expropiaciones que hiciera Tomás Cipriano de Mosquera . El Camarín propiamente era un adorno característico de las iglesias coloniales. En Santa Fe, lo tuvieron la iglesia de las Nieves, las Cruces y Santa Bárbara, entre otras. El del Carmen fue el único que sobrevivió a los cambios de la ciudad, que hacía parte del entorno en que esta representaba donde hacía parte del espacio adonde  fue creada para prestar servicios de la fe, y  que sus impulsores lograron dentro de aquel recinto hacer acopio de obras y tallas religiosas que tras los últimos acontecimientos que con el tiempo como espacio se perdieron; después pasó a ser parte del Colegio León XIII con la llegada de la comunidad salesiana, a pedido de lo que muchos le hicieron a San Juan Bosco  por el obispo de Cartagena en 1.882 en el gobierno que presidía Rafael Núñezpara que finalmente llegaran a Bogotá el martes 11 de febrero los primeros 5 salesianos, gracias a la intervención directa del Papa León XIII, y por el cual dicho colegio lleva su nombre. Luego de cumplir en el transcurso de los años diferentes funciones militares, religiosos, y educativos, por ser parte de la comunidad salesiana Don Bosco, y hasta de restaurante por poco tiempo, según parece,  después que finalmente fuera restaurado el 15 de febrero de 1.989 y entregado a la administración de la recién creada Fundación Camarín del Carmen, que a su vez conformaría la compañía de teatro de la misma institución bajo la dirección de la misma fundación por  Pawel Nowicki hasta que en 1.997 con su auspicio lograra conformarse como compañía estable.

En el 2.001 luego de problemas económicos el predio pasó a ser propiedad de sus antiguos dueños de la Comunidad Salesiana de ColombiaDespués de otro incidente material que lo afectó en el 2.010, y que fue restaurado y habilitado de nuevo pieza por pieza en el 2.011 en la carpintería del colegio Salesiano León XIII.