Tres caminos y un destino

Tras el descubrimiento del mar del sur por Balboa y la conquista del Perú por Pizarro donde obtuvieron lo que buscaban, y que no era más que las riquezas del oro de los Incas, y que su leyenda no es más que el despojo y aniquilación de los primitivos aborígenes y de sus culturas en todo un continente contada por estos en sus crónicas. Las noticias de "La Leyenda del Dorado" adonde se decía que un rey que se cubría su cuerpo con polvo de oro, y se bañaba en una laguna  en una ofrenda religiosa realizada a sus dioses, motivó la atracción de los conquistadores desde Santa Marta (Colombia), Quito (Ecuador) y Coro (Venezuela) y que fue contada por "Los Cronistas de las Indias" a su manera sobre la base de la dominación de toda una cultura contra otra en el que la religión católica hizo su aporte de evangelización con unos conquistadores que mientras iban saqueando pueblos indígenas  a base de la espada y el fuego, ayudados por los caballos y sus perros, los fueron sometiendo a su religión, ávidos por el oro y demás metales preciosos que como la plata eran la codicia de estos. Comagre, un indígena que los acompañó cuando Balboa descubrió el Mar del Sur les dijo que si querían las riquezas que buscaban debían ir en su búsqueda a Cuzco adonde llegaron Pizarro y Belalcázar a tomarse el imperio Inca del que tuvieron noticias sobre las fortunas del oro y la plata contadas por este.

Y sin embargo, en medio de toda esta colonización de despojo, ya desde Santa Marta, y de Coro en la actual Venezuela, lo mismo que de Quito luego de la conquista del Perú por Pizarro, Sebastián de Belalcázar que ya sabía de esta leyenda, y queriendo liberarse de la potestad que tenía Pizarro sobre él, también se enfrascó en la consecución por llegar a aquel lugar que le depararía según el decir de los indígenas que a manera de distracción los fueron metiendo dentro de esos sueños, que incluso cuando dudaron de obtenerlas, Pizarro en un momento de desespero los obligó a hacer formación mientras trazaba con su espada una raya sobre la tierra, y les dijo más o menos esto: "De aquí para allá los que den un paso al frente y me sigan, obtendrán las riquezas que buscamos; y los que se queden y se devuelvan vivirán pobres y desvalidos".

Doce fueron los que lo acompañaron en la aventura de asesinar a Atahualpa y conseguir los tesoros que este les ofreció a cambio de su libertad y uno más que se quedó para informar a los que llegasen dónde estaban, los mismos a los que durante muchos años hemos llamado nuestros conquistadores.y que hoy ya sabemos que no eran ni de los mejores ni los legendarios a los que teníamos que admirar, sin siquiera atrevernos a decir que nosotros somos sus descendientes, ya que así se han hecho todas las conquistas que como el de los romanos dominaron bajo el imperio que construyeron con sus saqueos y despojos de todos los que conformaban buena parte del continente europeo, o como la de los macedonios con sus caballos y guerreros mucho antes fueron los que conquistaron también desde el Asia parte del mundo que cayó  bajo sus guerras de dominación, o el del Imperio bizantino en su momento.  

De Coro, Venezuela, partiría Nicolás de Federmann. siendo el primer europeo que atravesó la cordillera de los Andes adonde se encontraría con Gonzalo Jiménez de Quesada que había partido desde Santa Marta por la senda del río de la Magdalena con la intención de llegar hasta el Perú, y  quien se desvió de su ruta al enterarse que existía un amplio comercio indígena con la sal extraída supuestamente de una laguna de sal, y que fue el que se adelantó y fundó a Santa Fe de Bogotá el 6 de agosto de 1538.

Este acontecimiento se prolongaría hasta el 27 de abril de 1.539 cuando se encontraron los tres conquistadores a donde Gonzalo Jiménez de Quesada volvería a fundar Santa Fe de Bogotá que de acuerdo por lo dicho por Belalcázar que había fundación hasta que no solamente se hiciera en nombre de sus majestades de los reyes de España, si no que también se trazara la ciudad con sus calles y solares indicando dónde quedarían cada uno de los espacios necesarios que se hacían en estos casos para el funcionamiento administrativo, como también en la repartición de las tierras para sus huestes, mientras decidieron regresarse a España  para dirimir jurídicamente  sus conquistas ante la corona española,  y así dejar a sus hombres que con el tiempo obtendrían encomiendas indígenas en un vasto territorio descubierto que abarcaba Santafé, Vélez (Santander), Tunja, Tocaima, Pamplona, Ibagué, Mariquita y San Juan de los Llanos, que se  fundarían con nuevas  estirpes de familias entre estos, y también con los indígenas, cosa que no sucedería lo mismo con los colonizadores del Norte de América adonde los europeos iban destruyendo a su paso cualquier tipo de cultura indígena. Esta decisión se haría ante el fracaso de Belalcázar que le quería quitar lo conseguido por Gonzalo Jiménez de Quesada que no tenía ningún titulo como conquistador, y al cual se opuso Nicolás de Federman, un contabilista que fue nombrado por la casa prestamista de los Welser que recibieron a Venezuela como regalo del emperador Carlos V en su disputa por obtener el poder.

A su regreso Carlos I  de España y a su vez emperador Carlos V de Alemania le daría el titulo honorífico  a Belalcázar de gobernador de El Dorado en Popayán, y a Jiménez de Quesada el de Mariscal del nuevo Reino de Granada, mientras que Federmann quedaría envuelto en un litigio con la corte al ser condenado por el Consejo de Indias, ya que por la reforma protestante de Alemania se prohibió que un natural de este territorio entrara a las Indias sin licencia, y sin recibir ningún nombramiento, debido a su fe protestante, 

Gonzalo Jiménez de Quesada seguiría buscando el famoso Dorado en un vano intento por conseguir sus sueños, y moriría como leguleyo buscando el titulo que nunca obtuvo ante la corona española. Según Germán Arciniégas,  a este conquistador lo compara con El Quijote de la Mancha,  y nos deja sus parecidos con este, que bien pudieron ser reales cuando El Manco de Lepanto quiso venir a estas tierras que resultaron imposibles de conseguir con sus sueños, y que a cambio nos contaría las quimeras de su personaje que ha trascendido hasta nuestros días, y que bien pudieran ser basadas en la vida de este.

Tres caminos y un destino fueron los que forjaron la ciudad que ahora conocemos como la ciudad capital de nuestro país, quienes además de hombres y costumbres traerían nuevas especies animales: "Gonzalo Jiménez, el caballo, Federmann, la gallina, y Belalcázar desde el sur, el marrano a   Bogotá".
  
 
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