Bogotá.

Sucre.

  En 1.508 Alonso de Ojeda exploró la región, siendo nombrado gobernnador de la Nueva Andalucía, en el territorio de Colombia que iba desde el Golfo Urabá hasta el Cabo de la Vela en la Guajira, y gobernó en el marco del proyecto del Reino de Tierra Firme, fracazando tras la fundación del asentamiento de San Sebastián de Urabá, por el continuo asedio de los indígenas que lo obligaron a abandonar las pretensiones de la monarquía española por la escacez de alimentos, dificultades climáticas, y el constante ataque de los indígenas de la etnia Caribe, y en este caso como lo fueron Los Zenú, Finzenú y Panzenú, que se destacaron por las avanzadas técnicas agrícolas como los sistemas de canales de riego, y su orfebrería en oro y cerámica; y tras su participación, fue herido por una flecha envenenada, y luego de abandonar primero a Santa Cruz en Venezuela, después de ser encarcelado por las discordias entre sus hombbres y los ataques permanentes de los indígenas de esa región, que finalmen...

Santander

Este departamento que fue nombrado en homenaje a Francisco de Paula Santander, prócer de la independencia y primer presidente constitucional de Colombia, atado en sus inicios al Departamento de Santander en vista de que ambos formaban una vasta región en los albores de la independencia, y desde 1.957 ya existía el Estado Soberano de Santander, hasta que a principios del siglo XX  la presencia de inversionistas extranjeros que estaban más orientados  en la explotación de hidrocarburos, y de los cuales habían dos posibilidades como campos de explotación en las cercanías de Tibú y Barrancabermeja, de los cuales surgieron dos grandes concesiones, como lo fueron la del general Barco en Tibú, y Roberto de Mares en Barrancabermeja, que trajeron como consecuencia la separación de ambos departamentos en 1.910.

El primer interesado en la explotación de petróleo en la región fue José Joaquín Bohórquez, a quien Roberto de Mares le propuso la concesión, por ser ahijado del presidente Rafael Reyes Prieto. Esta sería la segunda concesión adjudicada a Roberto de Mares que fue creada a partir de la Ley 6 de 1.906 durante el gobierno de Rafael Reyes Prieto. El acuerdo le otorgó a Roberto de Mares el privilegio de explotar los yacimientos petrolíferos del sitio Las Infantas (Santander), por 30 años. La concesión abarcaba un área de 528.980 hectáreas, colindantes con el río Magdalena. Sin embargo la misma fue reactivada en 1914, por el gobierno de José Vicente Concha (1.914-1.918) con el propósito de ambientar entre los senadores y petroleros estadounidenses la firma del Tratado Urrutia-Thompson firmado en el gobierno de Carlos E. Restrepo. Además la Concesión de Mares dio origen a la Tropical Oíl Company (Troco). Finalmente la Concesión de Mares fue revertida el 25 de agosto de 1.951 y permitió la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos. 

Antes de la llegada de los españoles en este territorio había numerosas culturas indígenas con sistemas sociales bien definidos tales como los Guanes que estaban en todo el centro de la región con habilidades en la agricultura y la producción de mantas y mochilas que intercambiaban entre si, los Chitareros y Tunebos al noreste con estructuras sociales propias ligadas a la espiritualidad con la naturaleza, los Yariquíes, Carare y Opón de la familia caribe que habitaban las márgenes del río Magdalena y eran cazadores, pescaderos y recolectores, así también los Muiscas que habitaban la parte sur en las cuencas de las partes altas de los ríos Suárez y Chicamocha, quienes tenían cacicazgos organizados que practicaban el trueque con otros pueblos.

Dentro de su vida cotidiana cultivaban el maíz, frijol, papa y coca y producían algodón y fique para elaborar artesanías como mantas, mochilas y cerámicas, y usaban el trueque como formas de comercio para conseguir productos como sal, y demás productos que escasearan en sus economías, en donde los caciques ejercían liderazgos espirituales y políticos, incluso algunos recibían tributos en forma de trabajo o productos, siendo los cacicazgos independientes, aunque algunos Muiscas del alto de Chicamocha tributaban a un cacique que tendría un mayor poder de respeto por su origen, o por alguna otra pretensión, sin que tuvieran una autoridad centralizada como tal, pues cada grupo tenía su forma de gobierno y creencias, que dejaron huellas profundas en la identidad cultural del departamento.

(...Esta historia continúa.)

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