
La fundación del
departamento del Cesar es un evento significativo en la historia de Colombia que se remonta a la creación del departamento de La Guajira. Esta
última fue segregada del departamento del Magdalena, lo que inspiró la idea de formar
el departamento del Cesar. La propuesta inicial enfrentó obstáculos,
particularmente por parte del senador José Ignacio Vives Echeverría, quien
inicialmente no permitió la creación del departamento en el congreso, que como
conocido político y abogado,
tuvo un papel significativo en la historia política del país, especialmente en
lo que respecta a la creación de departamentos. Aunque fue un promotor clave en
la elevación de la Intendencia de La Guajira a la
categoría de departamento, su postura respecto a la fundación del departamento
del Cesar fue de oposición. Esta actitud se entiende dentro del contexto
político de la época, donde las dinámicas de poder y las alianzas políticas
jugaban un papel crucial en la toma de decisiones. Vives Echeverría, miembro
del Partido Liberal Colombiano y defensor de ciertas políticas gubernamentales,
probablemente vio con la creación de La Guajira una oportunidad para fortalecer
su influencia política, que dio como
resultado a esa resistencia la fundación del Cesar, y que podría interpretarse como una estrategia
para mantener el control político y los
intereses de su partido en un área geográfica específica, evitando así la
fragmentación de su base de poder. Es así que
la fundación del Cesar se convirtió en una realidad, reflejando la
complejidad de la política regional y las cambiantes dinámicas de poder en
Colombia durante esos años. Con el apoyo de figuras como Clemente Quintero
Araujo y otros ciudadanos influyentes, se formó un comité prodepartamento que
trabajó incansablemente para lograr su objetivo. Este comité organizó reuniones
que se asemejaban a cabildos abiertos, promoviendo la idea y ganando apoyo para
la causa. Durante una visita del presidente
Roberto Urdaneta Arbeláez a Valledupar, José Eugenio Martínez sugirió
nuevamente la creación del departamento, y el presidente prometió considerar la
idea. Finalmente, el departamento del Cesar fue creado por la Ley 25 del 21
de junio de 1967, firmada por el
presidente Carlos Lleras Restrepo, y se inauguró oficialmente seis meses
después. En este proceso refleja la determinación y el esfuerzo colectivo de los
habitantes de la región por alcanzar la autonomía administrativa y el
reconocimiento de su identidad cultural y económica, y en cierta medida fue basada
en la unidad de liberalismo promoviendo a López
Michelsen como primer gobernador del
Departamento para que dejara acéfala a la oposición que este dirigía con el
famosos Movimiento Revolucionario liberal del pueblo, y se uniera a las toldas liberales
que le dieron más tarde la presidencia
de Colombia.
El Departamento
del Cesar, ubicado al noreste de Colombia, es una región que combina la belleza
de las regiones Andina y Caribe. Su
capital, Valledupar, es conocida por ser el epicentro del vallenato, un
género musical tradicional colombiano. Una historia que se remonta a
los primeros pobladores indígenas y la
conquista europea en el siglo XVI. Hoy
en día, es un departamento con una economía diversificada, destacando en
sectores como la agricultura, la minería y la ganadería. Además, posee una
geografía variada que incluye la Sierra
Nevada de Santa Marta y la Serranía
del Perijá, ofreciendo un paisaje único donde conviven diversas culturas y
ecosistemas.
El Festival de la Leyenda Vallenata es un evento que reune la esencia del folclor
colombiano, y su historia es tan rica como la música que celebra. Iniciado en
1968, fue el resultado de la visión de Consuelo
Araújo Noguera, Alfonso López
Michelsen y Rafael Escalona Martínez,
quienes buscaban preservar y exaltar la música vallenata y sus tradiciones. El
festival se inspiró en leyendas locales y en la devoción a la Virgen del Rosario, convirtiéndose en un espacio para la
expresión de la identidad cultural de la región. Con el tiempo, ha crecido
hasta convertirse en un evento de renombre internacional, atrayendo a los
mejores intérpretes del vallenato y celebrando los ritmos tradicionales del paseo, merengue, son y puya.
Además, el festival honra la piquería, la poesía campesina y las narrativas
orales que son fundamentales para la cultura vallenata. Durante el evento,
músicos y compositores compiten en diferentes categorías, incluyendo la piquería,
una batalla de improvisación lírica, y la competencia de acordeón, donde se
corona al Rey o Reina Vallenato del año. Además de las competencias, el
festival es un espacio para la expresión de tradiciones orales, mitos y
leyendas que forman parte de la rica herencia cultural de la región.
El Festival de la
Leyenda Vallenata, que rinde homenaje a la música tradicional colombiana, se
celebra del 30 de abril al 4 de mayo.
Durante estos días, Valledupar se convierte en el corazón del vallenato, atrayendo
a visitantes y artistas de todo el mundo siendo una oportunidad para experimentar la riqueza del folclor colombiano y su impacto en la
identidad nacional y el patrimonio cultural.
Valledupar, una ciudad colombiana con una rica historia que
se remonta a la época precolombina, fue el hogar de las tribus amerindias
Chimilas, conocidas por su compleja organización social y su resistencia a la
conquista española. La fundación oficial de Valledupar por los españoles
ocurrió el 6 de enero de 1.550,
liderada por el capitán Hernando de
Santana, cerca del río Guatapurí, un lugar estratégico para la colonización
y evangelización. A lo largo de los siglos, ha sido testigo de importantes
eventos históricos, incluyendo su papel en la lucha por la independencia de
Colombia, cuando sus habitantes se alzaron contra el régimen monárquico español
el 4 de febrero de 1.813. Después de
la independencia, la región experimentó un período de estancamiento, pero a
mediados del siglo XX la economía de
Valledupar se revitalizó gracias a la
producción de algodón, lo que llevó a un crecimiento demográfico y cultural
significativo. Hoy en día, es reconocida como la cuna del vallenato, género musical que es símbolo de la identidad colombiana, y que atrae a
visitantes de todo el mundo, especialmente durante el Festival de la Leyenda
Vallenata.
Esta ciudad alberga
varios sitios históricos que reflejan la herencia cultural e importancia en la historia
colombiana. Uno de los más destacados es Nabusimake,
conocido como la "Ciudad donde nace
el sol", que es el corazón espiritual de la etnia Arhuaca y un lugar
de impresionante belleza natural y cultural. Otro sitio de gran relevancia es el Centro de Memoria El Cuartico, que ofrece una ventana al pasado
de la ciudad a través de objetos y recuerdos que narran la historia local. La Plaza Alfonso López Pumarejo es el
epicentro del centro histórico de Valledupar y un lugar lleno de historia y
tradición, donde se puede sentir el pulso de la ciudad. Además, los Callejones Patrimoniales son perfectos
para apreciar la arquitectura y tomar fotografías memorables, ubicados a solo
dos cuadras de la Plaza Alfonso López. Estos lugares, junto con otros monumentos y edificios de
valor arquitectónico, la hacen un destino
fascinante para aquellos interesados en la historia y la cultura colombiana.
Nabusimake, conocido como "La tierra donde nace el sol",
es un lugar de gran significado espiritual y cultural para el pueblo Arhuaco, una de las cuatro etnias
indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia. Este asentamiento
sagrado, situado a una altitud de 2.200 metros sobre el nivel del mar, es refugio de tradiciones ancestrales y un
símbolo de la resistencia y autonomía de
la comunidad Arhuaca.
La historia de
Nabusimake está entrelazada con la de los Arhuacos, quienes han
habitado la Sierra Nevada durante
siglos, manteniendo un estrecho vínculo con la naturaleza y el cosmos, según sus creencias. El nombre
Nabusimake, que en la lengua Arhuaca significa "lugar donde nace el
sol", refleja la cosmovisión de este pueblo, para quien el sol representa
la vida, la sabiduría y la conexión con lo divino.
Durante la época
de la conquista española, Nabusimake y su gente enfrentaron grandes desafíos.
Los españoles intentaron imponer su cultura y religión, lo que llevó a la
construcción de una capilla con campanario en el pueblo, buscando integrar la
arquitectura nativa con la cristiana. Sin embargo, los Arhuacos conservaron
muchas de sus tradiciones y prácticas
espirituales, resistiendo la asimilación completa. En la actualidad, sigue
siendo un centro espiritual para los Arhuacos. Las casas de paja tradicionales,
rodeadas por una valla de piedra, y el entorno natural prístino, ofrecen una
visión única de un modo de vida que ha perdurado a través del tiempo. Los
visitantes de pueden observar las costumbres y el modo de vida Arhuaco, pero
siempre con respeto y consideración por la sacralidad del lugar. El pueblo
también ha sido un punto de encuentro para importantes decisiones comunitarias y espirituales. Los mamos, líderes espirituales
Arhuacos, se reúnen aquí para realizar pagamentos, rituales de ofrenda a la
tierra, y para discutir asuntos que afectan a su comunidad y al equilibrio del
mundo.
Nabusimake no es
solo un destino turístico; es un testimonio viviente de la resistencia cultural
y la importancia de preservar las tradiciones indígenas. Para Colombia y el
mundo, representa un ejemplo de cómo las comunidades pueden mantener su
identidad y autonomía frente a las presiones externas y los cambios del mundo
moderno. Como corazón espiritual de la comunidad Arhuaca, se realizan diversos
rituales que son fundamentales para la cosmovisión y las prácticas espirituales
de este pueblo indígena. Estos rituales son actos de profundo respeto y
conexión con la naturaleza y el cosmos, reflejando la relación sagrada que los
Arhuacos mantienen con su entorno y sus deidades. Uno de los rituales más
importantes es el pago a la tierra, también conocido como ofrenda o pagamento.
Este acto consiste en ofrecer a la Madre Tierra diversos elementos naturales
como coca, conchas marinas y otros objetos simbólicos, en agradecimiento por
sus bendiciones y para mantener el equilibrio del mundo. Los mamos, líderes
espirituales Arhuacos, dirigen estos rituales en lugares específicos que son
considerados sagrados dentro de su territorio. Otro ritual significativo es la
siembra de la coca, que es central en la vida diaria y espiritual de los
Arhuacos. La coca no solo es una planta sagrada, sino también una herramienta de
mediación espiritual. Durante la siembra, se realizan ceremonias que invocan la
protección y la prosperidad para la comunidad y para las plantas que están
siendo cultivadas.
Los rituales de
limpieza y purificación también son comunes, especialmente cuando se trata de
preparar a los individuos para roles importantes dentro de la comunidad, o antes
de tomar decisiones trascendentales. Estos rituales pueden incluir baños en
ríos sagrados, ayunos y meditaciones prolongadas. Las ceremonias de paso, que
marcan transiciones importantes en la vida de los Arhuacos, como el nacimiento,
la pubertad, el matrimonio y la muerte, también están acompañadas de rituales
específicos. Estos actos sirven para asegurar la armonía del individuo con la
comunidad y el universo. Además, los Arhuacos celebran festividades que
coinciden con el calendario agrícola, como los ciclos de siembra y cosecha, y
eventos astronómicos importantes. Durante estas festividades, se realizan
danzas, cantos y oraciones que refuerzan la cohesión social y la identidad
cultural. Es importante destacar que el acceso a estos rituales por parte de
los no Arhuacos es limitado y siempre debe ser conducido con el mayor respeto y
bajo la guía de miembros de la comunidad. Los visitantes deben ser conscientes
de la sacralidad de estos actos y
participar solo si se les invita y se les da permiso para hacerlo.
La preparación de
los mamos, los líderes espirituales del pueblo Arhuaco, es un proceso profundo
y complejo que comienza desde la infancia y se extiende a lo largo de muchos
años, reflejando la importancia de su rol en la comunidad. Desde temprana edad,
los futuros mamos son identificados por signos específicos, o por la intuición
de los mamos actuales, quienes buscan ciertas cualidades y predisposiciones en
los niños que indican un potencial para el liderazgo espiritual.
Una vez
seleccionados, los jóvenes inician un riguroso entrenamiento bajo la tutela de
mamos experimentados. Este entrenamiento implica aprender a leer y comprender la naturaleza, así como las
tradiciones, la historia, la lengua y los conocimientos ancestrales de su
pueblo. Los aprendices son instruidos en la interpretación de los sueños, la
meditación, la comunicación con los espíritus y la realización de rituales
sagrados. El proceso de formación es integral y abarca tanto el conocimiento
espiritual como el práctico. Los mamos aprenden a cultivar la coca y otros
cultivos sagrados, que son centrales en sus prácticas rituales y en su dieta
diaria. También se les enseña sobre las propiedades medicinales de las plantas
y cómo utilizarlas para curar enfermedades físicas y espirituales. La educación
de un mamo no se limita al ámbito espiritual; también incluye el aprendizaje de
las leyes y estructuras sociales de la comunidad Arhuaca. Deben comprender cómo
mantener el equilibrio y la armonía dentro de su sociedad, así como entre su
pueblo y el mundo exterior. Esto implica una comprensión profunda de la Ley de
Origen, que es el conjunto de principios que rigen la vida y la cosmovisión. Los mamos también son formados
en la diplomacia y la resolución de conflictos, ya que a menudo actúan como
mediadores en disputas dentro de la comunidad. Su papel es crucial para
mantener la paz y la cohesión social, y por ello, deben desarrollar habilidades
de comunicación y negociación.
El entrenamiento
de un mamo es tanto físico como espiritual. Se espera que lleven a cabo ayunos
y retiros prolongados en la naturaleza, donde pueden conectarse con el mundo espiritual
y recibir enseñanzas directamente de los espíritus y de la Madre Tierra. Estas
experiencias son fundamentales para desarrollar la intuición y la sabiduría
necesarias para guiar a su pueblo. La preparación de un mamo es un camino de
vida, no solo una formación profesional. Se espera que vivan de acuerdo con los
más altos estándares éticos y morales, ya que su conducta debe reflejar los
valores y principios que enseñan y defienden. La comunidad deposita una gran
confianza en sus mamos, y estos deben ser ejemplos de integridad y virtud.
Los mamos son
figuras centrales en la comunidad Arhuaca, desempeñando roles multifacéticos
que abarcan lo espiritual, social y ambiental. Como líderes espirituales, los
mamos son los guardianes de la sabiduría ancestral y las tradiciones de su
pueblo. Son responsables de mantener el equilibrio entre la humanidad y la
naturaleza, una tarea que realizan a través de rituales y pagamentos que honran
a la Madre Tierra y a los espíritus de la Sierra Nevada de Santa Marta.
En su papel de
mediadores, los mamos intervienen en la resolución de conflictos dentro de la
comunidad, promoviendo la paz y la armonía social. Su profundo conocimiento de
las leyes y estructuras sociales Arhuacas les permite guiar a su pueblo en la
toma de decisiones y en la preservación de su cultura frente a influencias
externas.
Los mamos también
actúan como educadores, transmitiendo conocimientos esenciales a las
generaciones más jóvenes. Enseñan sobre la importancia de la conservación del
medio ambiente, la historia y las prácticas culturales, asegurando así la
continuidad de su identidad étnica. Además, los mamos tienen un papel crucial
en la protección del ecosistema de la Sierra Nevada, una región que consideran
sagrada. A través de sus enseñanzas y prácticas, fomentan un uso sostenible de
los recursos y una relación respetuosa con la tierra, lo que es vital en la
lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental. En el ámbito de la
salud, los mamos utilizan su conocimiento de las plantas medicinales y las técnicas de curación tradicionales para tratar
enfermedades físicas y espirituales. Su comprensión de la medicina natural es
un componente esencial del bienestar de la comunidad.
La figura del
mamo es, por tanto, esencial para la cohesión y el bienestar de la comunidad
Arhuaca. Su liderazgo proporciona una base sólida para la supervivencia y
prosperidad de su cultura en un mundo en constante cambio. No solo
son líderes espirituales, sino también custodios de un legado que trasciende el
tiempo y el espacio, manteniendo viva la conexión entre el pasado, el presente
y el futuro de los Arhuacos. Finalmente, la consagración de un mamo es un
evento significativo que se celebra con ceremonias y rituales que marcan su
transición a un líder espiritual pleno. Solo después de completar su formación
y demostrar su compromiso y habilidades, un mamo es reconocido oficialmente, y
asume su lugar como guía espiritual y custodio de la sabiduría ancestral de los
Arhuacos.
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