Bogotá.

Antioquia (Parte 3.)

  Hackeo El territorio antioqueño  se llamó por primera vez  Provincia de Antioquia  e hizo parte hasta 1.569 de la gobernación de Popayán, ya que en ese año el rey de España establecería la Gobernación de Antioquia sujeta a la Audiencia del Nuevo Reino de Granada, y que perduraría con el mismo nombre  hasta 1.810 siendo don Francisco de Ayala el último gobernador que tuvo antes de la independencia. Antioquia recibió el título de ciudad en 1.544 y se le otorgó escudo de armas en 1.545. A su regreso de la península en 1.546 el mariscal Robledo fundó en el sitio donde hoy se encuentra, un pueblo minero que llamó Santa Fe, en honor a la mártir francesa Fe, muy popular en España. Más adelante siguió al sur para encontrarse con Sebastián de Belalcázar, quien da la orden de matalo a garrote en la loma del pozo, cerca a Pácora, remplazándolo por Gaspar de Rodas, quien la repobló y le dio la categoría de villa en 1.547. En ese mismo año, inició su vida parroquial. La go...

Cesar

La fundación del departamento del Cesar es un evento significativo en la historia de Colombia que se remonta a la creación del departamento de La Guajira. Esta última fue segregada del departamento del Magdalena, lo que inspiró la idea de formar el departamento del Cesar. La propuesta inicial enfrentó obstáculos, particularmente por parte del senador José Ignacio Vives Echeverría, quien inicialmente no permitió la creación del departamento en el congreso, que como conocido  político y abogado, tuvo un papel significativo en la historia política del país, especialmente en lo que respecta a la creación de departamentos. Aunque fue un promotor clave en la elevación de la Intendencia de La Guajira  a  la categoría de departamento, su postura respecto a la fundación del departamento del Cesar fue de oposición. Esta  actitud se entiende dentro del contexto político de la época, donde las dinámicas de poder y las alianzas políticas jugaban un papel crucial en la toma de decisiones. Vives Echeverría, miembro del Partido Liberal Colombiano y defensor de ciertas políticas gubernamentales, probablemente vio con la creación de La Guajira una oportunidad para fortalecer su influencia política,  que dio como resultado a esa  resistencia  la fundación del Cesar,  y que podría interpretarse como una estrategia para  mantener el control político y los intereses de su partido en un área geográfica específica, evitando así la fragmentación de su base de poder. Es así que  la fundación del Cesar se convirtió en una realidad, reflejando la complejidad de la política regional y las cambiantes dinámicas de poder en Colombia durante esos años. Con el apoyo de figuras como Clemente Quintero Araujo y otros ciudadanos influyentes, se formó un comité prodepartamento que trabajó incansablemente para lograr su objetivo. Este comité organizó reuniones que se asemejaban a cabildos abiertos, promoviendo la idea y ganando apoyo para la causa. Durante una visita del presidente Roberto Urdaneta Arbeláez a Valledupar, José Eugenio Martínez sugirió nuevamente la creación del departamento, y el presidente prometió considerar la idea. Finalmente, el departamento del Cesar fue creado por la Ley 25 del 21 de junio de 1967, firmada por el presidente Carlos Lleras Restrepo, y se inauguró oficialmente seis meses después. En este proceso refleja la determinación y el esfuerzo colectivo de los habitantes de la región por alcanzar la autonomía administrativa y el reconocimiento de su identidad cultural y económica, y en cierta medida fue basada en la unidad de liberalismo promoviendo a López Michelsen como primer gobernador del Departamento para que dejara acéfala a la oposición que este dirigía con el famosos Movimiento Revolucionario liberal del pueblo, y se uniera a las toldas liberales  que le dieron más tarde la presidencia de Colombia.

El Departamento del Cesar, ubicado al noreste de Colombia, es una región que combina la belleza de las regiones Andina y Caribe. Su capital, Valledupar, es conocida por ser el epicentro del vallenato, un género musical tradicional colombiano. Una historia que se remonta a los primeros pobladores indígenas  y la conquista europea  en el siglo XVI. Hoy en día, es un departamento con una economía diversificada, destacando en sectores como la agricultura, la minería y la ganadería. Además, posee una geografía variada que incluye la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá, ofreciendo un paisaje único donde conviven diversas culturas y ecosistemas.

El Festival de la Leyenda Vallenata es un evento que reune la esencia del folclor colombiano, y su historia es tan rica como la música que celebra. Iniciado en 1968, fue el resultado de la visión de Consuelo Araújo Noguera, Alfonso López Michelsen y Rafael Escalona Martínez, quienes buscaban preservar y exaltar la música vallenata y sus tradiciones. El festival se inspiró en leyendas locales y en la devoción a la Virgen del Rosario, convirtiéndose en un espacio para la expresión de la identidad cultural de la región. Con el tiempo, ha crecido hasta convertirse en un evento de renombre internacional, atrayendo a los mejores intérpretes del vallenato y celebrando los ritmos tradicionales del paseo, merengue, son y puya. Además, el festival honra la piquería, la poesía campesina y las narrativas orales que son fundamentales para la cultura vallenata. Durante el evento, músicos y compositores compiten en diferentes categorías, incluyendo la piquería, una batalla de improvisación lírica, y la competencia de acordeón, donde se corona al Rey o Reina Vallenato del año. Además de las competencias, el festival es un espacio para la expresión de tradiciones orales, mitos y leyendas que forman parte de la rica herencia cultural de la región.

El Festival de la Leyenda Vallenata, que rinde homenaje a la música tradicional colombiana, se celebra  del 30 de abril al 4 de mayo. Durante estos días, Valledupar se convierte en el corazón del vallenato, atrayendo a visitantes y artistas de todo el mundo siendo una oportunidad para experimentar la riqueza del folclor colombiano y su impacto en la identidad nacional y el patrimonio cultural.

Valledupar, una ciudad colombiana con una rica historia que se remonta a la época precolombina, fue el hogar de las tribus amerindias Chimilas, conocidas por su compleja organización social y su resistencia a la conquista española. La fundación oficial de Valledupar por los españoles ocurrió el 6 de enero de 1.550, liderada por el capitán Hernando de Santana, cerca del río Guatapurí, un lugar estratégico para la colonización y evangelización. A lo largo de los siglos, ha sido testigo de importantes eventos históricos, incluyendo su papel en la lucha por la independencia de Colombia, cuando sus habitantes se alzaron contra el régimen monárquico español el 4 de febrero de 1.813. Después de la independencia, la región experimentó un período de estancamiento, pero a mediados del siglo XX  la economía de Valledupar se revitalizó gracias a la producción de algodón, lo que llevó a un crecimiento demográfico y cultural significativo. Hoy en día, es  reconocida como la cuna del vallenato, género musical que es símbolo de la identidad colombiana, y que atrae a visitantes de todo el mundo, especialmente durante el Festival de la Leyenda Vallenata.

Esta ciudad alberga  varios  sitios históricos que reflejan la herencia cultural e importancia en la historia colombiana. Uno de los más destacados es  Nabusimake, conocido como la "Ciudad donde nace el sol", que es el corazón espiritual de la etnia Arhuaca y un lugar de impresionante belleza natural y cultural. Otro sitio de gran relevancia es el Centro de Memoria  El Cuartico, que ofrece una ventana al pasado de la ciudad a través de objetos y recuerdos que narran la historia local. La Plaza Alfonso López Pumarejo es el epicentro del centro histórico de Valledupar y un lugar lleno de historia y tradición, donde se puede sentir el pulso de la ciudad. Además, los Callejones Patrimoniales son perfectos para apreciar la arquitectura y tomar fotografías memorables, ubicados a solo dos cuadras de la Plaza Alfonso López. Estos lugares,  junto con otros monumentos y edificios de valor arquitectónico,  la hacen un destino fascinante para aquellos interesados en la historia y la cultura colombiana.

Nabusimake, conocido como "La  tierra donde nace el sol", es un lugar de gran significado espiritual y cultural para el pueblo Arhuaco, una de las cuatro etnias indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia. Este asentamiento sagrado, situado a una altitud de 2.200 metros sobre el nivel del mar, es  refugio de tradiciones ancestrales y un símbolo de la resistencia  y autonomía de la comunidad Arhuaca.

La historia de Nabusimake está entrelazada con la de los Arhuacos, quienes han habitado la Sierra Nevada durante siglos, manteniendo un estrecho vínculo con la naturaleza  y el cosmos, según sus creencias. El nombre Nabusimake, que en la lengua Arhuaca significa "lugar donde nace el sol", refleja la cosmovisión de este pueblo, para quien el sol representa la vida, la sabiduría y la conexión con lo divino.

Durante la época de la conquista española, Nabusimake y su gente enfrentaron grandes desafíos. Los españoles intentaron imponer su cultura y religión, lo que llevó a la construcción de una capilla con campanario en el pueblo, buscando integrar la arquitectura nativa con la cristiana. Sin embargo, los Arhuacos conservaron muchas de sus  tradiciones y prácticas espirituales, resistiendo la asimilación completa. En la actualidad, sigue siendo un centro espiritual para los Arhuacos. Las casas de paja tradicionales, rodeadas por una valla de piedra, y el entorno natural prístino, ofrecen una visión única de un modo de vida que ha perdurado a través del tiempo. Los visitantes de pueden observar las costumbres y el modo de vida Arhuaco, pero siempre con respeto y consideración por la sacralidad del lugar. El pueblo también ha sido un punto de encuentro para importantes  decisiones comunitarias y espirituales. Los mamos, líderes espirituales Arhuacos, se reúnen aquí para realizar pagamentos, rituales de ofrenda a la tierra, y para discutir asuntos que afectan a su comunidad y al equilibrio del mundo.

Nabusimake no es solo un destino turístico; es un testimonio viviente de la resistencia cultural y la importancia de preservar las tradiciones indígenas. Para Colombia y el mundo, representa un ejemplo de cómo las comunidades pueden mantener su identidad y autonomía frente a las presiones externas y los cambios del mundo moderno. Como corazón espiritual de la comunidad Arhuaca, se realizan diversos rituales que son fundamentales para la cosmovisión y las prácticas espirituales de este pueblo indígena. Estos rituales son actos de profundo respeto y conexión con la naturaleza y el cosmos, reflejando la relación sagrada que los Arhuacos mantienen con su entorno y sus deidades. Uno de los rituales más importantes es el pago a la tierra, también conocido como ofrenda o pagamento. Este acto consiste en ofrecer a la Madre Tierra diversos elementos naturales como coca, conchas marinas y otros objetos simbólicos, en agradecimiento por sus bendiciones y para mantener el equilibrio del mundo. Los mamos, líderes espirituales Arhuacos, dirigen estos rituales en lugares específicos que son considerados sagrados dentro de su territorio. Otro ritual significativo es la siembra de la coca, que es central en la vida diaria y espiritual de los Arhuacos. La coca no solo es una planta sagrada, sino también una herramienta de mediación espiritual. Durante la siembra, se realizan ceremonias que invocan la protección y la prosperidad para la comunidad y para las plantas que están siendo cultivadas.

Los rituales de limpieza y purificación también son comunes, especialmente cuando se trata de preparar a los individuos para roles importantes dentro de la comunidad, o antes de tomar decisiones trascendentales. Estos rituales pueden incluir baños en ríos sagrados, ayunos y meditaciones prolongadas. Las ceremonias de paso, que marcan transiciones importantes en la vida de los Arhuacos, como el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte, también están acompañadas de rituales específicos. Estos actos sirven para asegurar la armonía del individuo con la comunidad y el universo. Además, los Arhuacos celebran festividades que coinciden con el calendario agrícola, como los ciclos de siembra y cosecha, y eventos astronómicos importantes. Durante estas festividades, se realizan danzas, cantos y oraciones que refuerzan la cohesión social y la identidad cultural. Es importante destacar que el acceso a estos rituales por parte de los no Arhuacos es limitado y siempre debe ser conducido con el mayor respeto y bajo la guía de miembros de la comunidad. Los visitantes deben ser conscientes de la sacralidad de estos actos  y participar solo si se les invita y se les da permiso para hacerlo.

La preparación de los mamos, los líderes espirituales del pueblo Arhuaco, es un proceso profundo y complejo que comienza desde la infancia y se extiende a lo largo de muchos años, reflejando la importancia de su rol en la comunidad. Desde temprana edad, los futuros mamos son identificados por signos específicos, o por la intuición de los mamos actuales, quienes buscan ciertas cualidades y predisposiciones en los niños que indican un potencial para el liderazgo espiritual.

Una vez seleccionados, los jóvenes inician un riguroso entrenamiento bajo la tutela de mamos experimentados. Este entrenamiento implica aprender a  leer y comprender la naturaleza, así como las tradiciones, la historia, la lengua y los conocimientos ancestrales de su pueblo. Los aprendices son instruidos en la interpretación de los sueños, la meditación, la comunicación con los espíritus y la realización de rituales sagrados. El proceso de formación es integral y abarca tanto el conocimiento espiritual como el práctico. Los mamos aprenden a cultivar la coca y otros cultivos sagrados, que son centrales en sus prácticas rituales y en su dieta diaria. También se les enseña sobre las propiedades medicinales de las plantas y cómo utilizarlas para curar enfermedades físicas y espirituales. La educación de un mamo no se limita al ámbito espiritual; también incluye el aprendizaje de las leyes y estructuras sociales de la comunidad Arhuaca. Deben comprender cómo mantener el equilibrio y la armonía dentro de su sociedad, así como entre su pueblo y el mundo exterior. Esto implica una comprensión profunda de la Ley de Origen, que es el conjunto de principios que rigen la vida y la cosmovisión.  Los mamos también son formados en la diplomacia y la resolución de conflictos, ya que a menudo actúan como mediadores en disputas dentro de la comunidad. Su papel es crucial para mantener la paz y la cohesión social, y por ello, deben desarrollar habilidades de comunicación y negociación.

El entrenamiento de un mamo es tanto físico como espiritual. Se espera que lleven a cabo ayunos y retiros prolongados en la naturaleza, donde pueden conectarse con el mundo espiritual y recibir enseñanzas directamente de los espíritus y de la Madre Tierra. Estas experiencias son fundamentales para desarrollar la intuición y la sabiduría necesarias para guiar a su pueblo. La preparación de un mamo es un camino de vida, no solo una formación profesional. Se espera que vivan de acuerdo con los más altos estándares éticos y morales, ya que su conducta debe reflejar los valores y principios que enseñan y defienden. La comunidad deposita una gran confianza en sus mamos, y estos deben ser ejemplos de integridad y virtud.

Los mamos son figuras centrales en la comunidad Arhuaca, desempeñando roles multifacéticos que abarcan lo espiritual, social y ambiental. Como líderes espirituales, los mamos son los guardianes de la sabiduría ancestral y las tradiciones de su pueblo. Son responsables de mantener el equilibrio entre la humanidad y la naturaleza, una tarea que realizan a través de rituales y pagamentos que honran a la Madre Tierra y a los espíritus de la Sierra Nevada de Santa Marta.

En su papel de mediadores, los mamos intervienen en la resolución de conflictos dentro de la comunidad, promoviendo la paz y la armonía social. Su profundo conocimiento de las leyes y estructuras sociales Arhuacas les permite guiar a su pueblo en la toma de decisiones y en la preservación de su cultura frente a influencias externas.

Los mamos también actúan como educadores, transmitiendo conocimientos esenciales a las generaciones más jóvenes. Enseñan sobre la importancia de la conservación del medio ambiente, la historia y las prácticas culturales, asegurando así la continuidad de su identidad étnica. Además, los mamos tienen un papel crucial en la protección del ecosistema de la Sierra Nevada, una región que consideran sagrada. A través de sus enseñanzas y prácticas, fomentan un uso sostenible de los recursos y una relación respetuosa con la tierra, lo que es vital en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental. En el ámbito de la salud, los mamos utilizan su conocimiento de las plantas medicinales  y las  técnicas de curación tradicionales para tratar enfermedades físicas y espirituales. Su comprensión de la medicina natural es un componente esencial del bienestar de la comunidad.

La figura del mamo es, por tanto, esencial para la cohesión y el bienestar de la comunidad Arhuaca. Su liderazgo proporciona una base sólida para la supervivencia y prosperidad de su cultura en un mundo en constante cambio. No solo son líderes espirituales, sino también custodios de un legado que trasciende el tiempo y el espacio, manteniendo viva la conexión entre el pasado, el presente y el futuro de los Arhuacos. Finalmente, la consagración de un mamo es un evento significativo que se celebra con ceremonias y rituales que marcan su transición a un líder espiritual pleno. Solo después de completar su formación y demostrar su compromiso y habilidades, un mamo es reconocido oficialmente, y asume su lugar como guía espiritual y custodio de la sabiduría ancestral de los Arhuacos.

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