Casanare, uno de los treinta y dos departamentos de Colombia, tiene
una historia que se remonta a la época
prehispánica. Su capital, Yopal, se
encuentra en la región de la Orinoquía y el departamento es conocido por su
vasta extensión de llanuras. Su historia está marcada por la presencia de
diversos grupos indígenas como los Tunebos, Guahíbos, Sálivas, Cusianas,
Caquetíos, Piapocos y Amorúas, quienes fueron reducidos y esclavizados durante
la conquista española en el siglo XVI. La Gobernación de Los Llanos,
establecida en ese siglo, fue dividida en 1.660 en las Provincias de San Juan y
Santiago de las Atalayas. Durante los siglos XVII y XVIII la región ganó importancia económica gracias a
las reducciones, pueblos de misión, hatos y haciendas agrícolas y ganaderas
establecidas por los jesuitas. Con la expulsión de los jesuitas en 1.767 la región enfrentó una crisis económica, pero
durante la gesta libertadora, Casanare se convirtió en un semillero de
patriotas destacados en las batallas del Pantano
de Vargas y del Puente de Boyacá,
lo que le valió el título de "Provincia
Libertadora de Colombia". En 1821, Casanare fue declarada provincia
autónoma y en 1.829, provincia independiente con capital en Pore. A lo largo de los años, Casanare
ha experimentado varios cambios administrativos, siendo intendencia, comisaría
y territorio nacional, hasta que finalmente, en 1.991 fue elevado a la categoría de departamento
según la nueva carta política de Colombia.
Conocida por su belleza natural y rica cultura llanera, ofrece una variedad
de atractivos turísticos que capturan la esencia de los Llanos Orientales.
Entre ellos, la Laguna del Tinije en
Aguazul es un destino imperdible para los amantes de los deportes acuáticos y
la naturaleza, con sus aguas tranquilas rodeadas de paisajes impresionantes. El
municipio de Maní, conocido como la
tierra de la bandola, ofrece una experiencia cultural única, con su música
tradicional y su rica historia. Para aquellos interesados en la historia y la
arquitectura, Pore es una visita
obligada, con sus calles empedradas y ruinas que hablan de un pasado colonial. La Quebrada de La Niata, al norte de
Yopal, es un lugar de serena belleza, donde pozos de aguas cristalinas invitan
a un refrescante baño en medio de la naturaleza. Además, el Resguardo de los indios Sikuani ofrece
una oportunidad para conocer de cerca la artesanía y la cultura de los pueblos
indígenas de la región. Para los aventureros, la Ruta Piedemonte a Llano adentro es una experiencia inolvidable
que atraviesa antiguos asentamientos indígenas y revela la majestuosidad del
paisaje llanero. Yopal, la capital
del departamento, no solo es el corazón administrativo sino también un centro
de actividades culturales y festivales que reflejan la vibrante vida de los
llanos. Además, la gastronomía de Casanare es un atractivo en sí misma, con
platos como la carne a la llanera que deleitan el paladar de los visitantes con
sabores auténticos de la región.
La historia de Yopal, capital del departamento de Casanare en Colombia, es
una fascinante mezcla de influencias indígenas y el espíritu pionero de los
colonos. Fundada en 1.915 por colonos boyacenses, Yopal es una de las ciudades
más jóvenes y de rápido crecimiento en Colombia, especialmente tras la
separación de Casanare de Boyacá después de la constitución de 1.991. Su nombre
proviene del árbol de yopo, típico de la región, y tiene raíces en la lengua de
los indígenas Salivas, donde 'yopo' significa 'corazón'. Antes de la llegada de
los colonos, el territorio estaba habitado por tribus achaguas, quienes
consumían la yopa, una sustancia alucinógena extraída del árbol de yopo. La
llegada de los misioneros jesuitas en 1.650 marcó un cambio significativo, ya
que establecieron haciendas y comenzaron a influir en la cultura y economía local. Con el tiempo, Yopal se
transformó en un importante cruce de caminos para el ganado y un centro
económico vital, manteniendo su conexión con las tradiciones llaneras y su
herencia cultural indígena.
El término "yopo" puede referirse a dos contextos distintos en
Yopal, Colombia. Por un lado, el yopo es una planta conocida científicamente
como Anadenanthera peregrina, utilizada por comunidades indígenas en los Llanos
Orientales para sus rituales y ceremonias debido a sus propiedades
alucinógenas, especialmente por su contenido de DMT. Esta planta sagrada ha
sido parte de la tradición indígena por más de 4.000 años, y su uso en rituales
espiritualmente significativos sigue
siendo relevante para pueblos como los U´wa y Achagua. Por otro lado, en Yopal,
"El Yopo" también hace referencia a un restaurante conocido como El
Yopo Brasa Y Parrilla, que ofrece una variedad de platos locales, incluyendo
pollo asado, siendo un lugar popular entre los residentes y visitantes de la
ciudad. Ambos usos del término "yopo" reflejan aspectos importantes
de la cultura y la vida cotidiana en Yopal, desde las profundas raíces
espirituales hasta la gastronomía local que define la identidad de la región.
La historia del yopo, conocido científicamente como Anadenanthera
peregrina, se entrelaza profundamente con las tradiciones espirituales de los
pueblos indígenas de América del Sur, particularmente en la región amazónica
que abarca países como Venezuela, Brasil, Perú y Colombia. Este árbol, venerado
por sus propiedades psicoactivas debido a la presencia de alcaloides como la
bufotenina, ha sido un componente esencial en los rituales chamánicos por más
de 4.000 años. Las comunidades
indígenas, como los U´wa, Piaroa, Achagua y Siakuani, han otorgado al yopo un
lugar sagrado junto a otras plantas como el tabaco y la coca, utilizándolo en
ceremonias que buscan la conexión con lo divino y lo sobrenatural. Estos
rituales son liderados por chamanes, quienes guían a los participantes a través
de experiencias de alteración sensorial y conciencia expandida, facilitando así
la comunicación con espíritus y fuerzas naturales. El uso del yopo en estas
ceremonias no es arbitrario; se trata de una práctica cuidadosamente
estructurada que implica la preparación del rapé, un polvo fino obtenido de las
semillas del árbol, que se inhala o se consume en infusión. La experiencia
resultante es descrita como profundamente espiritual y transformadora, con
efectos que pueden incluir relajación, éxtasis, alucinaciones y una sensación
de armonía espiritual. Es importante resaltar que el yopo no es simplemente una
sustancia de uso recreativo; su consumo está imbuido de un profundo respeto y
seriedad dentro del contexto cultural y espiritual de estas comunidades. La
planta es considerada una medicina que puede disolver el ego y crear un campo
energético de unidad cósmica, ofreciendo a los participantes una ventana hacia
dimensiones espirituales profundas. A pesar de su antigüedad y relevancia
cultural, el yopo y sus ceremonias siguen siendo un aspecto poco conocido de la
América precolonial para muchos. Sin embargo, en la actualidad, existe un
creciente interés por parte de la comunidad científica y de aquellos que buscan
comprender las prácticas ancestrales y su posible relevancia en el tratamiento
de condiciones de salud mental.
La historia del yopo es, en esencia, un testimonio de prácticas
espirituales y medicinales que han sostenido y enriquecido las culturas
indígenas a lo largo de los milenios. A través de su uso ritual, el yopo ha
ayudado a moldear la cosmovisión y la identidad de numerosos pueblos indígenas,
sirviendo como un puente entre lo humano y lo divino, lo material y lo
espiritual, lo individual y lo colectivo.
La elección del mejor momento para visitar Casanare depende en gran medida
de las preferencias personales y de las actividades que se deseen realizar.
Durante los meses de diciembre a marzo, la región disfruta de su temporada
seca, lo que la convierte en un periodo ideal para aquellos que prefieren el
clima cálido y las actividades al aire libre como excursiones y avistamiento de
aves. Esta época permite explorar los vastos paisajes llaneros sin la
preocupación de las lluvias, y es perfecta para disfrutar de la naturaleza en
su máxima expresión. Por otro lado, la temporada de lluvias, que va de mayo a
octubre, ofrece una perspectiva diferente del Casanare, con ríos crecidos y
llanuras parcialmente inundadas, lo que puede ser un espectáculo natural
impresionante para los visitantes interesados en la fotografía de paisajes y la
observación de la fauna en su hábitat natural. Sin embargo, es importante tener
en cuenta que algunas actividades pueden verse limitadas durante esta época
debido a la abundancia de agua. En resumen, si se busca una experiencia de
safari llanero, con la posibilidad de observar la fauna en su entorno natural y
disfrutar de la cultura local sin las interrupciones de la lluvia, los meses
secos son los más recomendables. Para aquellos que no les importa un poco de
aventura y desean ver los Llanos transformados por las lluvias, la temporada
húmeda podría ser igualmente encantadora. En cualquier caso, Casanare promete
ser un destino memorable con su rica biodiversidad y su vibrante cultura
llanera.
Casanare ofrece una amplia gama de actividades que atraen a turistas de
todas partes, buscando experimentar la esencia de los Llanos Orientales de
Colombia. Una de las experiencias más auténticas es participar en un safari
llanero, donde se puede observar la rica biodiversidad de la región, incluyendo
la fauna como los venados, chigüiros, y una variedad de aves. Los visitantes
también pueden sumergirse en la cultura local asistiendo a los festivales de
música y danza que celebran las tradiciones llaneras. Para aquellos interesados
en la historia, un recorrido por los sitios coloniales y las ruinas en Pore
ofrece una ventana al pasado de la región tal y como ya lo dijimos. Las
actividades al aire libre son abundantes, con opciones como la pesca deportiva,
el senderismo y la cabalgata a través de las vastas llanuras. Además, los
turistas pueden disfrutar de la gastronomía local, probando platos típicos como
la carne a la llanera, preparada en fogones tradicionales. Para una experiencia
más relajada, visitar las reservas naturales y áreas de conservación permite a
los visitantes disfrutar de la tranquilidad y belleza natural del Casanare. Con
estas y muchas otras actividades, Casanare se posiciona como un destino
turístico versátil que ofrece algo para cada visitante.
* (hackeado hoy 6 P.M.)
Que va desde el renglón 1 al 641 del html. ¿Y entonces? De clic en cada una de las imágenes y se dará cuenta. Disculparan por este abuso de un hacker entrometido.
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