Bogotá.

Recuerdos de Bogotá

Recuerdos de Bogotá Estaba muy joven cuando llegué a Bogotá  por primera vez para quedarme a estudiar. Recuerdos inolvidables. En una época en que salía de la niñez a la adolescencia y en la que me enamoré de una muchacha que llegó a la misma  casa con una hermana  menor que era muda y que requería la ayuda de una institución para poder comunicarse con los demás, pues entendía todo fácilmente sin ningún problema. Era muda  y creo que algo de sorda. Allí concluimos los tres en la misma vivienda a cuenta de una familia cuyo esposo salvó mi  vida de ahogarme en Ibagué en los bañadertos del Salado, y que se dedicaba al oficio de la mecánica de carros muy cerca de la avenida 6a. o Avenida de los Comuneros, mientras su esposa trabajaba en el D.A.S. cuando apenas esta ciudad era una de las pocas que se avizoraban con ser una de las más importantes de nuestro hemisferio. Se vislumbraba desde mucho antes por ser llamada"La Atenas Suramricana" debido a las historias conta...

Casanare*

  

Casanare, uno de los treinta y dos departamentos de Colombia, tiene una  historia que se remonta a la época prehispánica. Su capital, Yopal, se encuentra en la región de la Orinoquía y el departamento es conocido por su vasta extensión de llanuras. Su historia está marcada por la presencia de diversos grupos indígenas como los Tunebos, Guahíbos, Sálivas, Cusianas, Caquetíos, Piapocos y Amorúas, quienes fueron reducidos y esclavizados durante la conquista española en el siglo XVI. La Gobernación de Los Llanos, establecida en ese siglo, fue dividida en 1.660 en las Provincias de San Juan y Santiago de las Atalayas. Durante los siglos XVII y XVIII  la región ganó importancia económica gracias a las reducciones, pueblos de misión, hatos y haciendas agrícolas y ganaderas establecidas por los jesuitas. Con la expulsión de los jesuitas en 1.767  la región enfrentó una crisis económica, pero durante la gesta libertadora, Casanare se convirtió en un semillero de patriotas destacados en las batallas del Pantano de Vargas y del Puente de Boyacá, lo que le valió el título de "Provincia Libertadora de Colombia". En 1821, Casanare fue declarada provincia autónoma y en 1.829, provincia independiente con capital en Pore. A lo largo de los años, Casanare ha experimentado varios cambios administrativos, siendo intendencia, comisaría y territorio nacional, hasta que finalmente, en 1.991  fue elevado a la categoría de departamento según la nueva carta política de Colombia.

Conocida por su belleza natural y rica cultura llanera, ofrece una variedad de atractivos turísticos que capturan la esencia de los Llanos Orientales. Entre ellos, la Laguna del Tinije en Aguazul es un destino imperdible para los amantes de los deportes acuáticos y la naturaleza, con sus aguas tranquilas rodeadas de paisajes impresionantes. El municipio de Maní, conocido como la tierra de la bandola, ofrece una experiencia cultural única, con su música tradicional y su rica historia. Para aquellos interesados en la historia y la arquitectura, Pore es una visita obligada, con sus calles empedradas y ruinas que hablan de un pasado colonial. La Quebrada de La Niata, al norte de Yopal, es un lugar de serena belleza, donde pozos de aguas cristalinas invitan a un refrescante baño en medio de la naturaleza. Además, el Resguardo de los indios Sikuani ofrece una oportunidad para conocer de cerca la artesanía y la cultura de los pueblos indígenas de la región. Para los aventureros, la Ruta Piedemonte a Llano adentro es una experiencia inolvidable que atraviesa antiguos asentamientos indígenas y revela la majestuosidad del paisaje llanero. Yopal, la capital del departamento, no solo es el corazón administrativo sino también un centro de actividades culturales y festivales que reflejan la vibrante vida de los llanos. Además, la gastronomía de Casanare es un atractivo en sí misma, con platos como la carne a la llanera que deleitan el paladar de los visitantes con sabores auténticos de la región.

La historia de Yopal, capital del departamento de Casanare en Colombia, es una fascinante mezcla de influencias indígenas y el espíritu pionero de los colonos. Fundada en 1.915 por colonos boyacenses, Yopal es una de las ciudades más jóvenes y de rápido crecimiento en Colombia, especialmente tras la separación de Casanare de Boyacá después de la constitución de 1.991. Su nombre proviene del árbol de yopo, típico de la región, y tiene raíces en la lengua de los indígenas Salivas, donde 'yopo' significa 'corazón'. Antes de la llegada de los colonos, el territorio estaba habitado por tribus achaguas, quienes consumían la yopa, una sustancia alucinógena extraída del árbol de yopo. La llegada de los misioneros jesuitas en 1.650 marcó un cambio significativo, ya que establecieron haciendas y comenzaron a influir en la cultura  y economía local. Con el tiempo, Yopal se transformó en un importante cruce de caminos para el ganado y un centro económico vital, manteniendo su conexión con las tradiciones llaneras y su herencia cultural indígena.

El término "yopo" puede referirse a dos contextos distintos en Yopal, Colombia. Por un lado, el yopo es una planta conocida científicamente como Anadenanthera peregrina, utilizada por comunidades indígenas en los Llanos Orientales para sus rituales y ceremonias debido a sus propiedades alucinógenas, especialmente por su contenido de DMT. Esta planta sagrada ha sido parte de la tradición indígena por más de 4.000 años, y su uso en rituales espiritualmente significativos  sigue siendo relevante para pueblos como los U´wa y Achagua. Por otro lado, en Yopal, "El Yopo" también hace referencia a un restaurante conocido como El Yopo Brasa Y Parrilla, que ofrece una variedad de platos locales, incluyendo pollo asado, siendo un lugar popular entre los residentes y visitantes de la ciudad. Ambos usos del término "yopo" reflejan aspectos importantes de la cultura y la vida cotidiana en Yopal, desde las profundas raíces espirituales hasta la gastronomía local que define la identidad de la región.

La historia del yopo, conocido científicamente como Anadenanthera peregrina, se entrelaza profundamente con las tradiciones espirituales de los pueblos indígenas de América del Sur, particularmente en la región amazónica que abarca países como Venezuela, Brasil, Perú y Colombia. Este árbol, venerado por sus propiedades psicoactivas debido a la presencia de alcaloides como la bufotenina, ha sido un componente esencial en los rituales chamánicos por más de 4.000 años.  Las comunidades indígenas, como los U´wa, Piaroa, Achagua y Siakuani, han otorgado al yopo un lugar sagrado junto a otras plantas como el tabaco y la coca, utilizándolo en ceremonias que buscan la conexión con lo divino y lo sobrenatural. Estos rituales son liderados por chamanes, quienes guían a los participantes a través de experiencias de alteración sensorial y conciencia expandida, facilitando así la comunicación con espíritus y fuerzas naturales. El uso del yopo en estas ceremonias no es arbitrario; se trata de una práctica cuidadosamente estructurada que implica la preparación del rapé, un polvo fino obtenido de las semillas del árbol, que se inhala o se consume en infusión. La experiencia resultante es descrita como profundamente espiritual y transformadora, con efectos que pueden incluir relajación, éxtasis, alucinaciones y una sensación de armonía espiritual. Es importante resaltar que el yopo no es simplemente una sustancia de uso recreativo; su consumo está imbuido de un profundo respeto y seriedad dentro del contexto cultural y espiritual de estas comunidades. La planta es considerada una medicina que puede disolver el ego y crear un campo energético de unidad cósmica, ofreciendo a los participantes una ventana hacia dimensiones espirituales profundas. A pesar de su antigüedad y relevancia cultural, el yopo y sus ceremonias siguen siendo un aspecto poco conocido de la América precolonial para muchos. Sin embargo, en la actualidad, existe un creciente interés por parte de la comunidad científica y de aquellos que buscan comprender las prácticas ancestrales y su posible relevancia en el tratamiento de condiciones de salud mental.

La historia del yopo es, en esencia, un testimonio de prácticas espirituales y medicinales que han sostenido y enriquecido las culturas indígenas a lo largo de los milenios. A través de su uso ritual, el yopo ha ayudado a moldear la cosmovisión y la identidad de numerosos pueblos indígenas, sirviendo como un puente entre lo humano y lo divino, lo material y lo espiritual, lo individual y lo colectivo.

La elección del mejor momento para visitar Casanare depende en gran medida de las preferencias personales y de las actividades que se deseen realizar. Durante los meses de diciembre a marzo, la región disfruta de su temporada seca, lo que la convierte en un periodo ideal para aquellos que prefieren el clima cálido y las actividades al aire libre como excursiones y avistamiento de aves. Esta época permite explorar los vastos paisajes llaneros sin la preocupación de las lluvias, y es perfecta para disfrutar de la naturaleza en su máxima expresión. Por otro lado, la temporada de lluvias, que va de mayo a octubre, ofrece una perspectiva diferente del Casanare, con ríos crecidos y llanuras parcialmente inundadas, lo que puede ser un espectáculo natural impresionante para los visitantes interesados en la fotografía de paisajes y la observación de la fauna en su hábitat natural. Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunas actividades pueden verse limitadas durante esta época debido a la abundancia de agua. En resumen, si se busca una experiencia de safari llanero, con la posibilidad de observar la fauna en su entorno natural y disfrutar de la cultura local sin las interrupciones de la lluvia, los meses secos son los más recomendables. Para aquellos que no les importa un poco de aventura y desean ver los Llanos transformados por las lluvias, la temporada húmeda podría ser igualmente encantadora. En cualquier caso, Casanare promete ser un destino memorable con su rica biodiversidad y su vibrante cultura llanera.

Casanare ofrece una amplia gama de actividades que atraen a turistas de todas partes, buscando experimentar la esencia de los Llanos Orientales de Colombia. Una de las experiencias más auténticas es participar en un safari llanero, donde se puede observar la rica biodiversidad de la región, incluyendo la fauna como los venados, chigüiros, y una variedad de aves. Los visitantes también pueden sumergirse en la cultura local asistiendo a los festivales de música y danza que celebran las tradiciones llaneras. Para aquellos interesados en la historia, un recorrido por los sitios coloniales y las ruinas en Pore ofrece una ventana al pasado de la región tal y como ya lo dijimos. Las actividades al aire libre son abundantes, con opciones como la pesca deportiva, el senderismo y la cabalgata a través de las vastas llanuras. Además, los turistas pueden disfrutar de la gastronomía local, probando platos típicos como la carne a la llanera, preparada en fogones tradicionales. Para una experiencia más relajada, visitar las reservas naturales y áreas de conservación permite a los visitantes disfrutar de la tranquilidad y belleza natural del Casanare. Con estas y muchas otras actividades, Casanare se posiciona como un destino turístico versátil que ofrece algo para cada visitante.

* (hackeado hoy 6 P.M.)

Que va desde el renglón 1 al 641 del html. ¿Y entonces? De clic en cada una de las imágenes y se dará cuenta. Disculparan por este abuso de un hacker entrometido.





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