San Victorino


Pueblo que no conoce su historia está obligado a repetirla.

En 1.792 luego de ser instalada la pila pública para la distribución del agua en los alrededores que reafirma  el punto de encuentro de los aguadores o recogedores de agua tal y como ya se hacia en la Plaza de Bolívar e incluso mucho más grande que esta, y que generó un mayor comercio gracias al flujo permanente de niños y parroquianos de los colegios cercanos, más la expansión de la urbanización del sector porque además de haber sido erigida como parroquia junto con las de la Catedral, las Nieves y Santa Bárbara que ya existían, y se convirtió en  un paso obligado de los que llegaban a la ciudad que tenían que pasar por los puentes de "Los Micos" y el de "San Francisco" sobre el río del mismo nombre que llegaban o salían de Bogotá con las mercaderías de todo tipo y en especial de las de ferretería y construcción procedentes del exterior del país mediante la travesía por el río de la Magdalena hasta el puerto de Honda, tal y como lo hicieron los conquistadores españoles al mando de Don Gonzalo Jiménez de Quesada y de todos los que llegaban por el Camino de Occidente que incluso después de desaparecer la iglesia de esta parroquia en 1.827 este sector siguió su febril actividad comercial que la convirtió en la de mayor crecimiento y desarrollo, y que como dato curioso el cura párroco puso su nombre con los de otros santos del pastoral eclesiástico, su nombre se debe al elegido mediante una papeleta que a manera de azar y dentro de un vaso fue escogido como sorteo para elegir el santo de la parroquia para que los favoreciera de las heladas con los cultivos de maíz por un niño de entre varias que tenían diferentes santos católicos y entre ellos este en el que creían los cultivadores de este grano y que después de dos veces siempre apareció el de este santo advenedizo para algunos fieles, para que figurase por el resto de los tiempos tal y como se llamó la localidad de ahí en adelante en honor de este: "San Victorino".


Su historia venía desde que en 1.578 Francisco Hernán Sánchez, empresario terrateniente comenzó a urbanizar las áreas de tierras circundantes al río San Francisco en su parte baja, además de erigir un modesto templo para que los vecinos le colocaron el nombre del santo echado a la suerte y de donde proviene su nombre. Tendrían que pasar muchos años para que en la celebración del segundo aniversario de la independencia en 1910 se le diera el nombre de La Plaza de Antonio Nariño en homenaje al traductor de los derechos humanos y al que luego de La Revolución de los Comuneros  con sus ideas y su lucha por la liberación jugó  un papel importante en la independencia librada contra la colonia española y donde se construiría un monumento en su nombre.
Tendrían que pasar otros años para que después del Bogotazo en 1.948 con el asesinato de jorge Eliécer  Gaitán y toda la violencia que existía desde la independencia tras las ruinas de la devastación social en la década de 1.960 se construyera la famosa Galería Antonio Nariño construida por comerciantes que venidos de otros lugares por la fama que tenía el sector y la ciudad diera pasó a comerciantes venidos de otras regiones instalaron locales comerciales adonde como un mercado persa entre las avenidas Décima y Caracas, donde hoy está, se podía conseguir cualquier clase de mercancía al por mayor y al detal, así fuera traída  de regiones lejanas o fuera del país que hizo del sector un sitio apropiado para todo tipo de negocios y que mueve miles de millones de pesos y de mercancías en un solo día. 

Una ciudad que se hizo sobre ríos que fueron siendo canalizados por las necesidades de una ciudad que canalizando los ríos como el de San Francisco y en este caso con el del río Arzobispo que venía desde Las Nieves en el recodo que toman las aguas hacia el sur, al hacerlos subterráneos permitieron que esta vasta explanadas que antes eran lodazales lograran que la parroquia quedara convertida en uno de los barrios más importantes de Bogotá que generaría también la sobre vivencia de los miles de desplazados de la violencia y la miseria, el progreso del comercio que allí se hacía bajo la ejida de otros gobernantes que nuevamente hicieron que la  plaza fuera demolida para crear un nuevo entorno de encuentro social con la construcción de otra como la de "La Mariposa" con una nueva imagen como lo es la escultura de Jorge Negret que yace sobre lo que fueron "Las Galerías Antonio Nariño" y que convertida en una explanada también se trató de controlar los problemas de la delincuencia y las confrontaciones de todo tipo personal y social generadas por el hacinamiento y el mercadeo en el espacio público de los vendedores ambulantes y las inundaciones que con frecuencia en los inviernos inundaban todo el sector. A pesar de todos estos cambios estructurales y de construcciones arquitectónicas a través de los siglos el imaginario de San Victorino que muchos llaman Sanvitoco pervive con el tiempo tal y como el lenguaje y las sociedades en las naciones.